Los suizos sospechan profundamente de las vacunas de la corona, como muestra el 5º estudio SRG realizado por el centro de investigación Sotomo. 40.000 personas participaron en la encuesta. El 29% no quiere vacunarse en absoluto, el 18% quiere esperar y ver y el 28% sólo si no se esperan efectos secundarios. El SWR, que informa sobre los resultados de los estudios, señala en este punto que «los efectos secundarios de las vacunas utilizadas en Suiza son hinchazón, enrojecimiento de la piel, ocasionalmente fiebre».
Sin embargo, los suizos tienen razón al temer no sólo efectos secundarios leves y posiblemente temporales con las vacunas corona que se están desarrollando actualmente, sino también un daño considerable a la vacuna.
Se espera que las vacunas, la mayoría de las cuales se basan en un novedoso método de ARN/ADN que nunca se ha utilizado en seres humanos, reciban una aprobación de emergencia después de un período de desarrollo de unos pocos meses. Normalmente, el desarrollo de una nueva vacuna lleva unos ocho años. Con el período de desarrollo regular y largo, también debería ser posible detectar y evaluar los daños tardíos.
Es práctica común aumentar lentamente el número de participantes en los ensayos clínicos a lo largo de los años para poder identificar posibles problemas en el menor número posible de personas de prueba, es decir, en personas potencialmente heridas. En la actualidad, los estudios de vacunas se llevan a cabo en un procedimiento llamado telescópico. Los estudios con un pequeño número de personas de prueba se realizan paralelamente a los estudios con un número mayor de personas de prueba. Por lo tanto, los efectos a largo plazo y los efectos secundarios, especialmente de las nanopartículas contenidas en las vacunas genéticas, no pueden investigarse adecuadamente, hecho que muchos suizos conocen bien a pesar de que los principales medios de comunicación informan de manera diferente.
